lunes, 18 de abril de 2016

Romance del Conde Olinos


Madrugaba el conde Olinos
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.

Mientras su caballo bebe
canta un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;

Caminante que camina
detiene su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.

-Bebe, mi caballo, bebe.
Dios te me libre del mal,
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.

Desde las torres más altas
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar.

-No es la sirenita, madre,
que esa tiene otro cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mí penando está.

-Si es la voz del conde Olinos
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta la sangre real.

-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
a mí la muerte me da!

Guardias mandaba la reina
al conde Olinos buscar.
-¡Que lo maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar!

La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar.
Él murió a la media noche
y ella a los gallos cantar.

A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar;
a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.

De ella nace un rosal blanco,
de él, un espino albar.
Crece uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.

La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.

De ella nacería una garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.


Romance del Conde Olinos (Anónimo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario