jueves, 9 de octubre de 2014

La Doncella en la Laguna





La Doncella en la Laguna


En el fondo de una laguna, de la laguna que tú elijas, hay alguien que aguarda tu visita. Sabrás que has llegado al lugar correcto cuando la niebla empiece a enroscarse en tus tobillos y lentamente te envuelva. Tardarás un poco en acostumbrarte a caminar sin ver tus propios pasos, pero el rumor de las aguas te servirá de guía. En cuanto llegues a la orilla y los dedos de tus pies toquen el agua, sentirás que un sueño profundo te invade. No trates de resistirte; para ver a la Doncella es necesario entrar en su reino a través de los sueños.

Dormido, tu cuerpo se hundirá en la laguna y lentamente descenderá hasta el fondo. Allí, en medio de un bosque de plantas acuáticas y una corte formada por peces y otras criaturas, la Doncella descansa en su lecho. Su vestido, que antaño debió ser rico y hermoso, ahora está hecho jirones. Duerme con las manos entrelazadas bajo el pecho mas no parece respirar. Los peces nadan junto a ella y acarician su piel mortecina con sus aletas. Las ranas croan y los juncos bailan para honrarla. Las propias corrientes de la laguna peinan sus cabellos cuajados de perlas.

El agua te llevará junto a la Doncella, y una voz te dirá lo que has de hacer: Puedes formularle tantas preguntas como quieras. No temas por la falta de aire; los sueños te permitirán hacer posible hasta lo imposible. Siéntate junto a la Doncella y hazle las preguntas que quieras. No la despertarás, de modo que difícilmente podrá contestarte. Pero ten cuidado. El silencio de la Doncella te envalentonará y hará que tu lengua se suelte. En algún momento, lo sabes, harás la temida pregunta.

-¿Cómo puedo liberarte de tu maldición?

Se hará el silencio a tu alrededor. Las ranas se callarán. Los juncos dejarán de bailar. Hasta las corrientes se detendrán, sorprendidas por tu osadía. No tardarás en intuir que algo no va bien, que quizá has hecho lo que no debías al dejarte llevar por tu inconsciencia, pero ahora no puedes deshacer el entuerto. Querías una respuesta, y la vas a tener.

Los ojos de la Doncella se abrirán y de su boca saldrá un breve lamento. Entre los juncos surgirán flotando los cadáveres de otras muchachas que, como tú, hicieron la misma pregunta hace siglos; de los hombres no queda ni el menor rastro. Las muchachas se mecen lentamente en el agua. Muertas en la vida y vivas en la muerte; todas responden a la llamada de su reina. Un gesto de la Doncella es suficiente para que las niñas te rodeen y te sujeten de pies y manos. Entonces, la Doncella se cierne sobre ti, con una afilada raspa de pescado en la mano, y te mira con ojos casi suplicantes.

La Doncella intentará cortarte el cuello con las afiladas espinas del pescado. A menos que tu deseo sea morir, no debes permitir que eso ocurra. Puedes utilizar tus escasas fuerzas para escapar de las muchachas que te sujetan y nadar hacia la superficie. Pero olvidas que estás dormido y tu mente no responde a las leyes de la lógica. Estás en la laguna, en el reino de la Doncella asfixiada en lodo; nadie abandona su reino sin su permiso.

Lucha por tu vida mientras puedas. Después, ya será tarde.


No hay comentarios:

Publicar un comentario